El concierto en el recinto valenciano es una de las últimas citas de su gira “Me Prometo”
Poco antes de las diez de la noche, en el Auditorio Roig Arena ya se respiraba la energía contagiosa que precede a una gran noche llena de música. Antoñito Molina ha girado por toda España con su tour “Me Prometo” y ahora tocaba el turno de la capital del Turia. Desde hace meses, las entradas estaban agotadas para su primer concierto en el Auditorio Roig Arena.
“La aventura” ha supuesto el arranque de un concierto caracterizado por el aire de celebración colectiva. A lo largo de casi dos horas, Antoñito Molina ha desgranado sus grandes éxitos, cargados de pop andaluz y salitre roteño. Uno de los momentos más emotivos de la noche ha llegado de la mano de “Suéltale el pelo”, la canción que el artista dedica a su madre y con la que le rinde un cálido homenaje. Le han seguido temas como “Me subo por las paredes”, “Dejemos huellas bonitas” o “Mi escondite”, esta última de su trabajo discográfico más reciente.
“El club de los soñadores” y “Me estoy volviendo loco” han sido recibidas como himnos entre sus seguidores. Entonces ha llegado uno de los momentos más esperados por sus fans. La banda ha abandonado momentáneamente el escenario para dejar solo a un Antoñito Molina que, pronto, ha recibido a la pequeña María. El cantante ha explicado que, en cada concierto, invita a un seguidor a escribir en el piano el nombre de la ciudad en que ha tocado. “Para mí significa mucho Valencia, porque yo no me imaginaba cantar aquí delante de tanta gente”, ha añadido mientras María firmaba.
El concierto ha continuado con una sucesión de canciones animadas y temas más íntimos hasta llegar a “Laberinto” y “Por si mañana”. Con ellos, Antoñito Molina ha puesto fin a una noche en la que ha demostrado su gran habilidad para conectar con sus seguidores, erigiéndose como una de las voces emergentes más destacadas del pop andaluz.


