A cargo de Juan Manuel Cotelo, en un acto presidido por el Arzobispo y con la participación del director nacional de OMP

La Basílica de la Virgen acogió ayer el Pregón del Domund, con motivo de esta jornada mundial dedicada a las misiones que celebraremos este domingo 19 de Octubre, y cuya sede nacional este año ha correspondido a Valencia. El pregón fue pronunciado por el productor y director de cine Juan Manuel Cotelo en un acto presidido por el Arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent, con la participación del director de Obras Misionales Pontificias, José María Calderón. 

J.M. Calderón se refirió al mensaje del Papa León XIV con motivo del Domund 2025, “en el que el Pontífice termina diciendo algo fundamental. Decía, gracias, y volvía a decir, gracias por ayudar al Santo Padre en esta tarea, en la preocupación por los territorios de misión, por la misión evangelizadora de la Iglesia”.

Como director de OMP “me sentí muy reconfortado, porque yo no trabajo para mí, yo trabajo para poder ayudar al Santo Padre en esa preocupación hermosa, grande, alegre, que es la de llevar a Cristo a todos los hombres y mujeres de la tierra”.

Como recordó, cada año “vamos a una distinta provincia eclesiástica o una distinta comunidad autónoma a comenzar el Domund y este año tocaba en Valencia, por muchos motivos, porque esta provincia eclesiástica es muy generosa con esta campaña, porque tiene también muchos misioneros “y porque, en referencia a la DANA, “queríamos también nosotros aquí decir, Valencia siempre adelante!”.

La campaña de este año “Domund al descubierto” pretende “poner al alcance de todos la labor misionera de la Iglesia, que todos los que, incluso los que no participan en la vida de la Iglesia, tengan un acceso, la posibilidad de conocer un poco la labor que es preciosa, inmensa en los territorios de misiones, en África, en Asia, en Oceanía y en tantos lugares de América. Y la labor que hacen nuestros misioneros. España tiene más de 6.000 misioneros ahora mismo predicando el evangelio en tantos lugares del mundo”.

Mon. Enrique Benavent: “la grandeza del misionero es la entrega de la vida”

Mons. Benavent agradeció ser sede este año de la campaña del Domund, una ocasión “que debemos aprovechar para crecer como Iglesia en la fe, y para crecer como Iglesia en el amor a los misioneros y en el sentido que todos tenemos de tener nuestra misión en la Iglesia”.

Para el Arzobispo, “es muy importante que los cristianos caigamos en la cuenta de la inmensa labor que hacen los misioneros y misioneras en países muchas veces muy lejanos. Los periodistas a veces, nos cuentan malas noticias, pero es lo que pasa muchas veces desgraciadamente en nuestro mundo, y es que las personas en lugar de sembrar esperanza nos dedicamos a matar las esperanzas los unos de los otros”.

Así, “cuando vemos imágenes de niños inocentes que mueren víctimas de guerras o víctimas del hambre, cuando vemos las bolsas de pobreza que hay en nuestro mundo, que son consecuencias de injusticias y en último término del pecado que reina en nuestro mundo, nosotros nos tenemos que preguntar por qué las personas, los seres humanos, nos dedicamos a matar las esperanzas de los demás. Es el gran drama de nuestro mundo”.

En cambio, “esa no es la única realidad de nuestro mundo. Hay personas que entregan su vida, para cambiar ese rumbo de la historia, para sembrar esperanzas en el corazón del mundo, para sembrar esperanzas en el corazón de las personas.  Y así es como se transforma nuestro mundo.  Personas que no solo dedican un tiempo, sino que entregan toda su vida”.

“Yo he visitado también territorios de misión, cuando era obispo auxiliar aquí en Valencia, siendo obispo de Tortosa visitando países y misioneros que trabajan en otros lugares, siempre he descubierto que la grandeza del misionero es la entrega de la vida”, añadió.

Los misioneros “son testimonios impresionantes, pero la misión no puede ser únicamente ellos. Somos todos, todos estamos comprometidos, porque la Iglesia en sí misma o es portadora de buena noticia, es sembradora de esperanza en nuestro mundo, o no estamos cumpliendo nuestra misión”.

Mons. Benavent aseguró que “somos una Iglesia con muchos medios, pero a veces nos falta vida, nos falta vitalidad, nos falta la alegría de la fe, nos falta el entusiasmo por comunicar a los demás nuestra fe, por vivir el Evangelio, por testimoniar el Evangelio en nuestra sociedad con delicadeza y respeto. Cuando uno visita otras iglesias, descubre que su gran riqueza, seguramente no son los medios materiales, pero es la vitalidad de su fe, la alegría con la que vive en su fe, la ilusión que tienen en testimoniar su fe. Y esa es la gran riqueza”. 

“Que esta celebración del Domund nos ayude a todos, a llevar a los misioneros en el corazón, a sentirnos responsables también de la misión de la iglesia y que nos abra los ojos para ver las riquezas que tienen esas iglesias jóvenes que a nosotros nos pueden dar una gran lección de vida cristiana. Que les acompañemos con nuestra oración y que estemos abiertos todos a la acción del Espíritu para lo que el Espíritu nos pida. Muchas gracias”. 

Juan Manuel Cotelo agradece la labor de tantos misioneros que han salido de su zona de confort, por el amor a Dios y al prójimo”

Juan Manuel Cotelo, al inicio de su pregón del Domund, se preguntaba: “¿Por qué ser misionero?” ; “¿Qué necesidad tenemos de meternos en líos?”. Haciendo de ‘abogado del diablo’ el cineasta explicó que “tal vez no es necesario complicarse la vida ni complicársela a los demás. Vive tu vida y deja vivir a los demás”. Según aseguró, esta tentación, disfraza de respeto, es en realidad indiferencia.

Cotelo describió dos razones por las que ser misionero. La primera de todo es por amor. “Dios mismo nos ha amado tanto que ha enviado a su Hijo para salvarnos. ¿Qué necesidad había?”, se preguntaba. “El amor no soporta la distancia ni la indiferencia, el amor siempre da un paso; el amor es darse”. Según subrayó cuando uno descubre que ha sido tan amado, no puede quedarse quieto.

La segunda razón por la que todos somos llamados a ser misioneros es “porque Jesús lo pide explícitamente en el Evangelio”. Lo hace de múltiples maneras, y Juan Manuel Cotelo ha querido destacar la imagen de la sal, que si se queda en el salero, no sirve para nada. “Es el diagnóstico de lo que nos pasa a nosotros cuando no somos misioneros”.

El pregonero del Domund dio una tercera razón: “¿Cómo no anunciar buenas noticias en un mundo tan castigado por malas noticias? ¡No es justo callar la verdad frente a la mentira!”. De esta forma, Juan Manuel Cotelo animó a todos los cristianos a anunciar a todos que no somos fruto del azar, que somos amados, que hay esperanza… “Esta noticia es tan maravillosa que cómo no anunciarla”.

¿Por dónde empezar?” Se preguntaba. “Por la periferia. Yo no lo entiendo, pero es el estilo de Jesus”. Por ello, invitó a todos a pensar a quién llevar el Evangelio, cada uno en su entorno. “De esta forma, la cifra de misioneros será similar a la cifra de bautizados”.

Juan Manuel Cotelo hizo un reconocimiento a tantos misioneros “que han salido de su zona de confort, por el amor a Dios y al prójimo sin clasificaciones”, y reivindicó tantos misioneros anónimos, “personas que van sin careta mostrando el rostro de Cristo”.

Juan Manuel Cotelo terminó el pregón animando a rezar ante Nuestra Señora de los Desamparados, patrona de Valencia, por todos los misioneros, para que no se sientan solos. Y ha animado a “no dejarles solos, con la oración y el donativo”, y a preguntarse cada uno si Dios le llama a ser a misionero. “Nadie tiene vocación de espectador, todos tenemos la llamada de ir al mundo entero”, ha concluido.

| Fotografías de Mª Jesús Fernández