La Pastelería Pana de Meliana consigue el premio a la Mejor Pieza Comercial de San Donís

El Gremio de Maestros Confiteros de Valencia ha entregado este miércoles los premios de su Concurso de Sant Donís 2025 a las mejores “mocaoràs” de la Comunitat Valenciana en sus diferentes categorías. En un año en que los maestros confiteros han mostrado un grandísimo nivel en sus apuestas, David Esteve Pastisseria de Valencia hace doblete con Mejor Mocaorà y Mejor Escaparate gracias su reproducción de la Iglesia de San Nicolás. Doblete hace también Dulces Martín que ha conseguido con su mazapán de trufa ser la Mejor Innovación y Degustación. El premio a la Mejor Pieza Comercial que queda en Pastelería Pana de Meliana.

Con más de 40 años de vida, el Concurso de Sant Donís del Gremio de Maestros Confiteros es el más antiguo y el de mayor nivel de todos los que se celebran en la Comunitat Valenciana porque sólo se pueden presentar las pastelerías que tiene el sello de calidad artesana del Gremio, avalado por el Centro de Artesanía de la Comunitat Valenciana. Este año, Carlos Soria, de Harinas Brocal ha actuado como presidente del jurado. ““Ha sido realmente emocionante valorar unas propuestas con tanta creatividad y dedicación, no son solo elaboraciones de repostería, también auténticas obras de arte. Hay que felicitar a todos los participantes por un trabajo que cada edición eleva aún más el prestigio y la singularidad de este certamen”, explica Soria.

David Esteve Pastisseria hace doblete, Mejor Mocaorà y Mejor Escaparate con una creación tan artística como emotiva que cautivado al jurado: la reproducción del techo y la entrada de la conocida como Capilla Sixtina Valenciana, la Iglesia de San Nicolás, representada sobre la tradicional piula y el tronaor.

La elección no es casual. San Nicolás es patrón protector de los pueblos, y su simbología se funde en esta obra con los elementos que dan identidad al pueblo valenciano: la cerámica, el instrumental de cultivo de la huerta, los tejidos tradicionales y la música popular representada con una dolçaina. Una simbología que recorre toda la tienda desde los mostradores interiores hasta el escaparate que se ha llevado el primer premio.

«Este año estamos muy orgullosos de nuestra propuesta. Estamos enamorados de esta iglesia y queríamos rendir un homenaje a su belleza y simbología. Hemos estado trabajando desde el 18 de septiembre, probando colores, realizando los dibujos, de la forma más minuciosa y real posible», explica David Esteve.

El premio a la Mejor Pieza Comercial ha sido para Pastelería Pana de Meliana. Con esta categoría, el Gremio quiere premiar la mejor fruta de venta al público. El sabor, la textura, en lo visual el acabado poniendo la atención en que la pieza que se ve en el mostrador es la que se lleva el cliente a casa.

Dulces Martín de Valencia también hace doblete. Premio a la Mejor Innovación con un arriesgado mazapán de trufa negra. El jurado ha destacado su perfecta elaboración que dejaba entrever el sabor a trufa negra, pero sin perder la esencia y la textura del mazapán en boca. En esta línea Dulces Martín también se ha llevado el galardón a la Mejor Degustación. Piulas y tronaors bien cocidos, con rellenos perfectos y mazapanes de frutas tiernos y con un grado de azúcar equilibrado.

Una tradición de origen pastelero

Las pastelerías agremiadas con sello de calidad se dan cita en el Concurso de Sant Donís del Gremio de Maestros Confiteros, que es el certamen más antiguo de estas características que se celebra en la Comunitat. “Llevamos más de 40 años organizando el concurso. Su origen está precisamente en la búsqueda de la excelencia que siempre ha caracterizado al Gremio de Maestros Confiteros”, explica Pedro García Coy, gerente del Gremio.

El concurso es una línea más en la historia de la mocaorà, que está íntimamente unida a la historia de los confiteros valencianos. Según la leyenda cuando Jaime I conquista Valencia en 1238, la población local agasajó al monarca, a su mujer Na Violant d’Hongria y a sus soldados con frutas y verduras de la Huerta de Valencia. Durante las conmemoraciones de la conquista en años y siglos posteriores la tradición de regalar frutas y verduras se mantuvo, una fiesta a la que se añadió además el lanzamiento de todos tipo de instrumentos pirotécnicos desde las terrazas y ventanas de los valencianos, entre ellos, encontramos la piula y el tronaor.

Las celebraciones se mantuvieron hasta que Felipe V, las prohibió con los Decretos de Nueva Plata a principios del SXVIII. Es en ese momento cuando los confiteros valencianos entran en la historia con la creación de la mocaorà tal y como la conocemos ahora. Los antepasados de los pasteleros actuales no iban a dejar que el pueblo se quedará sin su celebración del 9 d’Octubre y sortearon la prohibición real, elaborando con mazapán las frutas, las verduras, la piula y el tronaor.