Desfile de Gala | 📸 | Juan Catalá |
  • Miles de personas disfrutaron del gran Desfile de Gala que ofrecieron las filaes xabieras

Un espectacular Desfile de Gala puso el broche de oro a una edición más dels Moros i Cristians de Xàbia. Miles de personas presenciaron cómo las distintas filaes echaron el resto para cautivar, a propios y extraños, con la maestría de sus cabos y escuadras, los coloridos y originales trajes, los complejos maquillajes y la contundencia de las bandas de música. El segundo Desfile de Gala de Xàbia siempre es muy especial ya que las filaes tratan de sorprender introduciendo cambios respecto al del sábado.

La Filà Almoriscos, Capitanía 2023, hizo su entrada triunfal en las calles Aduanas desplegando un gran boato en el que participaron más de 500 personas y que destacó por su multitud de escuadras, huestes y guardias de distinta tipología, bandas de música y un mensaje claro de paz y concordia. La principal motivación de la Filà a la hora de confeccionar su boato fue la de ensalzar la fiesta de Moros i Cristians de Xàbia y hacer disfrutar a todos los vecinos y visitantes que se agolpaban en las calles.

Tras el estandarte y el emblema de la Filà, arrancaron las primeras escuadras Touaregs seguidas de la escuela de baile local Endanza que demostraron que sus habilidades trascienden los escenarios y se adaptan a todo tipo de espacios. El ballet recreaba ser una tribu adoradora de un águila protectora que, a través de rituales y danzas, confería su protección a sus pobladores.

Una multitud de pequeños y jóvenes Almoriscos irrumpieron en las calles dejando patente el gran futuro que tiene la Filà por delante. Un tapiz blanco de confeti, cargado de simbolismo, cubrió el recorrido. Aunque la fiesta tenga su razón de ser en una época de batallas y conquistas, la fiesta de hoy día es sinónimo de alegría y hermandad. Por eso, este gran tapiz, a modo de bandera blanca, representó ese sentimiento que comparte la gran familia festera.

Y tras él, la pureza de la danza Kadesh representó ese ideal. De la compañía Masters Ballet, Kadesh significa “santificar”, trascender de lo mundano en un primer paso hacia la libertad. Una onírica coreografía en blancos, rojos y dorados que precedió a la escuadra femenina de Almoriscos, con un dromedario batidor y cuya banda estuvo acompañada por el Grup Polifònic Ars Nova.

Tras ellas, llegó la familia Montaner Llidó. Sus hijos, Santi y Moisés hicieron acto de presencia a lomos de dromedarios y siguiéndoles muy de cerca, Vicente Montaner Mata y Merche Llidó Cholbi sobre una gran carroza. La banda de música que les acompañaba interpreó la marcha mora AL-ER, una potente adaptación de Ignacio Sánchez Navarro de la banda sonora de la película Terminator con acompañamiento coral.

Enmarcando el paso de los Capitanes, un imponente caballo de hierro articulado de ocho metros de longitud y cuatro metros de altura que se abría paso entre la multitud señalando la llegada de la escuadra masculina de Almoriscos que cerró el Desfile y la Capitanía.

El resto del Desfile se sucedió según el orden y el nivel de espectacularidad previstos. Natalia Moya Llidó, Abanderada Cristiana, encabezó a las tropas cristianas, marcando el paso de Ballesters, Trabuquers, Pirates de Sant Jaume, Bandoleres, Faciners y Contrabandistes de Xàbia.

Tras la última escuadra cristiana, la llegada de la Abanderada Mora marcó un cambio de ritmo para anunciar la llegada de las huestes moras. Indira Rosa Cardona Delange danzó sobre su carroza para dar paso a Baharis, Schaitans, Xibia, Al-Tarik’s y Almoradins antes de la entrada de la Capitanía. Como novedad en esta edición, la Junta de Festes introdujo la figura del presentador de cada una de las escuadras. Al inicio del recorrido, Filo Giner fue la encargada de aportar información sobre cada una de las filaes a todos los presentes con datos hitóricos y particularidades de cada una.

Como es tradición, al acabar el recorrido, las Abanderadas fueron a ocupar su sitio en la tribuna de autoridades instalada en la avenida Jaime I para aguardar a sus respectivas filaes y protagonizar un momento que siempre es especial: Ser invitadas a presidir las escuadras a las que pertenecen y encabezarlas hasta el final de la avenida. Finalizado el Desfile, se procedió al disparo de una sonora mascletà de colores en el Paseo de la Grava señalando el fin de las fiestas.

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