Espolín de María Estela Arlandis, fallera mayor de València de 2024 | Ayto. Valencia
  • El tejido de seda, de propiedad municipal, tiene carácter exclusivo y está reservado para que sólo lo luzcan las máximas representantes de las Fallas
  • Por primera vez se ha adjudicado por un período de dos años la contratación del suministro de los espolines, fabricados tradicionalmente por artesanos valencianos desde el siglo XVIII

El Ayuntamiento ha adjudicado mediante licitación pública a la empresa valenciana Vives y Marí la confección de los espolines que lucirán, en la fecha de su exaltación, la fallera mayor y la fallera mayor infantil de València, para las próximas Fallas de 2025 y 2026. Por primera vez, el encargo será por un período de dos años. La entidad adjudicataria es una firma familiar asentada en Xirivella, fundada por Luis Vives y José Marí en los años 50, que cuenta con 60 años de experiencia a través de sus tres generaciones.

Desde 2001, las falleras mayores de València lucen un espolín oficial de carácter exclusivo. Su dibujo es propiedad del Ayuntamiento de València y está reservado para que lo utilicen únicamente las máximas representantes de las Fallas. La sedería encargada de tejer el espolín dispondrá de él en régimen de cesión y lo devolverá una vez acabado el trabajo.

La tela se fabrica habitualmente por empresas que cuentan con instalaciones y medios propios de elaboración enteramente artesanal en la Comunitat Valenciana, en el color que las falleras elijan inmediatamente después de su elección. Para este fin, el Ayuntamiento de València había destinado, de manera inicial, un presupuesto total de 94.380 euros. El importe máximo de los espolines de la fallera mayor de 2025 y 2026 ascendía a 49.005,00 euros, mientras que para la infantil había previstos 45.375 euros para los dos próximos ejercicios. Además del mejor precio ofertado por Vives y Marí, que supone una reducción en el presupuesto inicial, el Ayuntamiento ha tenido en cuenta para la adjudicación del contrato de suministro de los espolines otros criterios como la reducción de diez días del plazo de entrega y la entrega de 3,50 metros de tela lisa de seda artesanal del mismo color que el espolín, para la confección del corpiño de manga larga para cada una de las Falleras Mayores de 2025 y 2026. Tal como recogen los pliegos técnicos de la licitación, «en la fabricación de las telas se deberán utilizar materiales no contaminantes y respetuosos con el medioambiente».

El precio del tejido de espolín está relacionado con el número de cartones, pasadas que cada dibujo tiene. Los dibujos suelen medir entre 40 o 50 cm de altura y tienen de 4.000 a 15.000 cartones, dependiendo de su diseño, dificultad y número de pasadas. Los espolines confeccionados para las falleras mayores de València se encuentran entre los de mayor dificultad y, por tanto, de número de pasadas. En cuanto al aspecto cromático, el espolín de la fallera mayor tendrá 33 colores y el de la infantil un total de 36 tonos.

Vives y Marí ha resultado adjudicataria de los dos lotes, tanto el destinado a la fallera mayor como el referido a la infantil. En el primer caso se necesitan 13,50 metros por traje y año, mientras que para la pequeña se requieren 12,50 metros por vestido y año. En esta ocasión se ha incluido que se confeccione 50 cm de tejido destinado a los zapatos. El precio máximo del metro de tejido en ambos casos es de 1.500 euros. El espolín ha de ser entregado con antelación suficiente para la confección de los trajes de uso en el día de su exaltación. Por ello se establece como fecha máxima de entrega de dichas telas el 30 de noviembre de cada año, aunque la adjudicataria se ha comprometido a reducir ese plazo en diez días.

Confección artesanal

La tela del espolín se elabora con hilos de origen animal, como el gusano de seda. Se trata de un tejido de seda, fabricado por artesanos valencianos desde los siglos XVIII y XIX, sin ningún tipo de mecanismo más que el esfuerzo y la pericia artesanal del tejedor, lo cual hace de él un producto enteramente artesanal. En los telares donde se confecciona la tela se va tejiendo el dibujo del cartonaje, lo que se configura como un bordado. Por ello, dadas las características propias de su elaboración, la tipología de hilos que se utilizan en ella, así como el dibujo configurado por el cartonaje, hace de este tejido una pieza artesanal única.