Luis Miguel Castillo, rector de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús de Valencia
  • El sacerdote valenciano Luis Miguel Castillo, designado por el papa Francisco “padre Sinodal”, ofrece una conferencia en Valencia el 21 de junio

El sacerdote valenciano Luis Miguel Castillo, rector de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús de Valencia, nombrado por designación del papa Francisco “con derecho a voz y voto” miembro de la Asamblea General del Sínodo de la Sinodalidad (2023-2024), asegura que “la Iglesia, ante los cambios de la historia, siempre tiene que ir abriendo caminos, reformular la única verdad, pero sin romper ni traicionar la unidad de la fe y la tradición apostólica”.

El Sínodo celebrará el próximo mes de octubre, en Roma, la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que gira en torno a la sinodalidad en la Iglesia católica. La finalidad es continuar los trabajos del Sínodo en torno al tema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.

Hasta Roma se desplazará de nuevo Luis Miguel Castillo para participar en los temas y trabajos de “más ardiente actualidad de la Iglesia” que se van a abordar en ese camino para la renovación de la Iglesia:“Estamos en un momento de gran intensidad eclesial y hay que trabajar conjuntamente para plasmar una Iglesia cada vez más auténtica”, señala.

Concretamente, este “padre sinodal” valenciano está abordando, entre otros asuntos, la sinodalidad y el episcopado, la vida de los Obispos, la colegialidad con el Sucesor de Pedro y también el tema de la admisión a la Comunión de personas divorciadas.

“La Iglesia, con su maternidad y clemencia, no quiere crear una mentalidad divorcista, por supuesto, – porque iría en contra de la voluntad de Jesucristo-  pero sí mostrar una apertura a cierto tipo de vidas que participan en la Iglesia y que estaban un poco excluidas de la Comunión”.

No obstante – como recuerda del Papa – “en la Iglesia cabemos todos. Todos, todos, mientras que no rompamos la unidad de la fe. Ahora bien, es verdad que cabemos todos, pero no cabe todo. Ni el Papa propone tal cosa. La Iglesia tiene que renovarse pero sin romper con su propia tradición viva apostólica”, afirma.

“Sinceramente creo que el Papa Francisco – por lo que he visto en las participación del Sínodo y en mis diálogos personales con él – quiere dejar una especie de hoja de ruta para la Iglesia de los próximos años”.

“No hay que hacer del Sínodo una feria ideológica”

Según Luis Miguel Castillo, en la Iglesia existen diferentes tendencias, porque hay diferentes sensibilidades, pero ante corrientes aperturistas de determinadas Iglesias en Europa, lo importante “es no caer en hacer del Sínodo una feria ideológica, es decir, donde cada uno vaya a reivindicar y a reclamar. Sino que hay que ver qué dice el Espíritu a la Iglesia, que es distinto. Nosotros no vamos a fundar una Iglesia, vamos a ayudar a su renovación. Esa pretensión sería osada”.

Por tanto,  “no vamos a hacer una deconstrucción de la Iglesia, sino simplemente ayudar a renovar sus instituciones para responder mejor al Evangelio”. Es decir, “es de nuevo proponer el Evangelio, pero no proponer un Evangelio nuevo, caminos nuevos pero no cosas nuevas”.

Para el “padre sinodal” esto es lo importante: adaptar la verdad eterna al hombre de cada fase histórica. “Para esto nos guía el Espíritu Santo, la comunión de la Iglesia Universal. Lo que dice una Iglesia particular, llámese alemana, estadounidense o africana, no vale. Tiene que ser la comunión del todo. Porque la Iglesia en su totalidad es como es infalible”, afirma Castillo.

En ocasiones “estamos ante ciertas reivindicaciones que, con mis conocimientos pastorales y teológicos, yo no puedo aceptar, otras sí aceptaré. Hay que aprender siempre del prójimo y estar abiertos a la verdad que hay en el otro, pero sin romper la unidad de la fe, ni alejarse, ni crear ruptura con la tradición viva de la Iglesia”, asegura.

Conferencia de Luis Miguel Castillo, el próximo 21 de junio, en Valencia 

Luis Miguel Castillo fue designado por el Papa “padre Sinodal”, es decir, participante «con voz y voto” en la fase universal del Sínodo, y ofrecerá su testimonio en una conferencia en Valencia el próximo 21 de junio organizada por la Vicaría de Evangelización, en el salón de actos de la calle Avellanas, 12, de Valencia, a las 18 horas.

En su conferencia, con el título “Fase universal del Sínodo de la Sinodalidad. Testimonio de un padre sinodal valenciano”, disertará sobre las peculiaridades de este Sínodo convocado por el papa Francisco, no sólo en cuanto a su contenido- como renovación de la Iglesia a la luz de la eclesiología de comunión del Concilio Vaticano II-  sino en su desarrollo y en el método empleado en las asambleas, como es el del “diálogo en el Espíritu”.

En el mes de octubre se celebrará la segunda parte de la Asamblea Sinodal. Se realizará un retiro previo, y la Asamblea dará comienzo con una misa presidida por el Papa. Después vendrán las reuniones y los trabajos «donde se discutirán las temáticas de actualidad de la Iglesia y sobre todo cómo ir plasmando, y fijando directrices para que se pueda en la Iglesia profundizar en la comunión, en la misión”.

Como bien dice Luis Miguel Castillo, aunque se trata de un Sínodo de Obispos – que ayudan al gobierno universal de la Iglesia- en él entramos también “laicos y presbíteros por decisión del Pontífice”. “Nosotros no somos una instancia de decisión, sólo le proponemos al Papa orientaciones para que luego él rece y reflexione sobre la puesta en marcha de medidas prácticas para la vida de la Iglesia universal”.

“Llevo con mi persona mis conocimientos, mis experiencias pastorales y al servicio también de la Santa Sede- donde ha ejercido su ministerio durante 7 años en la Secretaría de Estado- y las propuestas de mi Iglesia valenciana y española, para bien de muchos, “pro multis”. Cuento con la oración de los fieles”, ha señalado.

Luis Miguel Castillo, profesor de la Facultad de Teología San Vicente, es doctor en Patrología (y gran experto en el estudio de los Padres de la Iglesia) y en Filología Clásica. Previamente a su nombramiento como rector de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, estuvo durante siete años al servicio de la secretaría de Estado del Vaticano.


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